Jennifer Jones, la primera presidenta mujer de Rotary International, es la lideresa perfecta para correr la voz sobre las obras de bien que realiza Rotary en todo el mundo e inspirar a sus socios a continuar haciéndolo.
Por Diana Schoberg Fotografía de Monika Lozinska

«Ella cree en algo que es muy necesario. Estos tiempos nos llaman a luchar por la paz y la unidad, a abrazarnos a pesar de nuestras diferencias sobre la base de lo que tenemos en común».Jones, de 55 años, nació en Windsor, Ontario, y -salvo algunos años tras graduarse de la universidad en los que trabajó en las Islas Turcas y Caicos y en Manhattan- ha vivido allí toda su vida. La mayor de tres hermanos, montó puestos de limonada para ganar dinero y donarlo a organizaciones benéficas, y recuerda haber organizado una feria en el patio de su familia a beneficio de los niños con distrofia muscular. «De pequeños, mis padres nos dieron alas para que prestáramos servicio en nuestra comunidad», afirma. Hoy, su madre, su padre, uno de sus hermanos y la esposa de este son rotarios. Su otro hermano pintó un cuadro que inspiró las corbatas y pañuelos alusivos al lema presidencial de Jones.
Tanto Jones como Krayacich son originarios de Windsor, pero se conocieron en el Caribe. Agotada tras terminar la universidad y trabajar en la redacción de una emisora de radio, Jones se tomó un tiempo libre que aprovechó para encontrar trabajo en un centro turístico del Caribe, mientras que Krayacich, médico, acababa de terminar sus prácticas en Toronto y visitó la isla para bucear. Pronto entablaron una amistad, y cuando ambos volvieron a Windsor, empezaron a salir y se casaron poco después.
En muchos sentidos, Krayacich, gobernador propuesto del distrito 6400, es lo contrario de Jones. Es más tranquilo y serio, prefiere conversaciones individuales, rasgos que se adaptan mejor a su profesión. «Sin duda, Jennifer es una fuente inagotable de energía. Ella es extrovertida y le gusta establecer conexiones», dice. «Nos complementamos muy bien».
Jones fundó su propia productora de televisión antes de cumplir los 30 años, asombrando a los gestores bancarios con su plan de negocio, negociando un contrato de arrendamiento e invirtiendo en equipos valorados en cientos de miles de dólares. «Siempre quise labrar mi propio camino», explica. «A veces eso significa asumir riesgos y abrirse a nuevas experiencias».
Y una de ellas fue Rotary. Como reportera radiofónica novata a finales de los años 80, estuvo a cargo de cubrir la información sobre la organización y recuerda haber asistido a reuniones de club en las que los socios eran casi todos hombres. «Recuerdo sentirme muy intimidada por la experiencia», dice. «Tenía poco más de 20 años. Ellos eran los líderes de la comunidad». Avancemos hasta 1996, meses después de haber puesto en marcha su negocio, Media Street Productions. El gerente del canal de cable local invitó a Jones a una reunión. Ella supo que había encontrado su lugar. «Sin duda, fue uno de los mejores regalos que he recibido», dice. «No pensé que entrar por esa puerta ese día cambiaría mi vida».
Jones y Krayacich realizaron su primer viaje de servicio internacional en 2000, poco después de que Jones se afiliara a Rotary. (Debido a conflictos de horario, Krayacich no se afilió hasta 2010, cuando se fundó un club que se reunía a la hora del desayuno a dos minutos de su casa. «Ni siquiera fue ella la que me pidió que me afiliara a Rotary», ríe). Ambos pasaron cinco semanas en el Amazonas brasileño, donde Krayacich dirigió una clínica médica y Jones produjo un video para recaudar fondos para la clínica y estableció un programa de capacitación para periodistas locales. «La experiencia de nuestra participación en un viaje de servicio internacional de Rotary me impactó profundamente», asegura. «Sabía que quería hacer más de esto: ayudar a la gente a contar sus historias, encontrar la narrativa adecuada para compartir lo que estábamos haciendo».
En el año 2001-2002, Jones presidió el Club Rotario de Windsor-Roseland. En cada reunión, ella elegía al azar a un socio y le pedía que se pusiera de pie para explicar a todos por qué era importante para el club. «Cada semana, la gente asistía para ver quién sería la próxima persona en ser elegida», comenta.
Esto le enseñó la importancia de cuidar de los socios, una de sus prioridades ahora que es presidenta de RI. «Nos divertíamos, hacíamos un buen trabajo y nos llevábamos bien», dice. «A veces tratamos de darle demasiadas vueltas a la razón por la que las personas se afilian y permanecen en un club».
En ese momento, su distrito nunca había tenido una gobernadora. Ella tenía menos de 40 años y «quería ponerse a prueba», dice. «Sabía que quería dedicar toda mi energía a Rotary. La experiencia me encantó».
Tras su mandato como gobernadora en 2007-2008, presidió la cámara de comercio local y el consejo de administración de la Universidad de Windsor. «Fue la mejor preparación para formar parte de la Directiva de Rotary», afirma. «Cada paso era una nueva etapa cubierta».

En 2009, cuando a Jones se le diagnosticó un cáncer de mama a la edad de 42 años, sus días giraron en torno a las sesiones de quimioterapia y radiación. Recibió el diagnóstico en el tercer trimestre del año, y le habían pedido que interviniera en la Asamblea Internacional, el evento de capacitación para los gobernadores de distrito entrantes, en enero de 2010. El entonces presidente electo de RI, Ray Klinginsmith, la alentó a participar si se sentía en condiciones de hacerlo. Tras consultar con su oncólogo. Ella decidió asistir. «El domingo anterior, perdí todo mi cabello», explica. «Me presenté en el evento con una peluca».
Te invitamos a seguir conociendo a la primera Presidente de Rotary International y leer el artículo completo https://www.rotary.org/es/2022-23-president-jennifer-jones-eager-advance-rotarys-narrative